Ella

Ella abrió sus ojos. Y allí estaba él, de pie junto a su cama.

Ella se asustó y se levantó. Él se acercó y le cogió de las manos. Ella le miró y él le beso. Ese fue el principio de su historia.

Una historia que aunque nunca hubiera un final, si que lo hubo. Fue un final tan trágico, que temieron escribirlo, es la parte mala del cuento de príncipes y princesas.
La ocultaron para que no nos diéramos cuenta de que todo era falso, pero con eso solo arruinaron la vida de la gente, más historias felices rotas por un final no contado y que se repite una y otra vez.
No quisiera contarlo pero alguien debería hacerlo.
Más tarde el príncipe se casó con la princesa y fueron felices pero aquí viene el final real:
No fue para siempre.
Al cabo de los años ya no se querían como al principio y acabaron odiándose. Esto es lo que suele pasar en el 99% de las parejas que pretenden ser como ese príncipe que se enamora de su princesa y viven felices para siempre. Solo los que se enamoran de verdad llegan a vivir en su propio paraíso.
Aunque la vida te de la espalda aprende a aprovecharte de ello. Dicen que los polos opuestos se atraen, en este caso, una de cal y otra de arena.